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lunes, marzo 31, 2014

¿Ser fiel a otro/a o serlo a ti mismo?

¿Infiel por naturaleza?

Nah, no lo creo. No creo que exista el gen de la infidelidad. Nadie es infiel por naturaleza. Cuando alguien lo es todo para ti, cuando alguien es capaz de llenarte con la misma facilidad que te deja seco, no te quedan putas ganas de mirar con deseo a otras mujeres. Seamos honestos: la infidelidad tiende a surgir cuando el amor cojea y no haces nada por calzarlo. Yo he sido infiel por naturaleza, pero también he sido fiel por naturaleza. Jamás me he visto forzado a una cosa o a la otra. Seré más gráfico: la infidelidad se rige por la ley de los vasos comunicantes. Cuando falla la comunicación, el vaso que une y compensa a la pareja tiende a obstruirse, y por eso buscas llenar tu vaso en otra parte. Buscas fuera lo que ya no encuentras dentro. Así de simple.
Y no me estoy refiriendo en exclusiva a la infidelidad sexual. Hay muchas más formas de ser infiel. Lo he visto mil veces en mi taxi: mujeres u hombres que necesitan hablar con terceros porque en realidad no hablan con sus parejas (aunque sigan siendo sexualmente compatibles), mujeres u hombres que necesitan muestras de afecto y atención porque no lo tienen en casa (aunque sigan siendo sexualmente compatibles), mujeres u hombres que necesitan DIVERTIRSE porque se aburren con sus parejas (aunque se conformen con su actividad sexual). En cierto modo todos ellos son infieles a su manera. Están engañando a sus parejas aunque no lo consideren cuernos. Pero sí, son cuernos más livianos, cuernos huecos si prefieres, pero cuernos a la postre.
Tirando de hemeroteca mental, siempre que he sido infiel lo he disfrutado, y no me arrepiento más allá del engaño en sí: no creía estar haciendo nada malo sino serle fiel a mi naturaleza. Esto se debe a que, en el fondo, no llegué a quererlas del todo, no me llenaban del todo o no quería dejarme querer.
Con la mujer de tu vida, sin embargo, eso no pasa. En medias naranjas no caben gajos ajenos.


domingo, marzo 23, 2014

Un hombre extraordinario que me brindo su confianza

¿Qué puedo decir de un hombre de su altura, en su humildad, me anotaba en la foto, que me admira y me da su afecto? él tenia para mi multiplicado por diez, cien o mil veces, mi admiración y mi afecto y no sólo por compensarle el habérmelo dicho. Era un líder nato.
Me brindo su confianza y no tenia nada en que sostenerla, aparte de su intuición.
Su muerte es una putada de las grandes para mi.
 

jueves, marzo 20, 2014

Al final el amor se reduce a una formula

Unos matemáticos afirman haber hallado la fórmula del amor eterno
Su investigación ha determinado las claves para disfrutar de una exitosa relación de larga duración

¿Hallada la fórmula del amor eterno? GYI
Barcelona. (Redacción).- Un grupo de matemáticos afirma haber hallado la fórmula del amor eterno, eso a lo que todo el mundo aspira y tan difícil es de alcanzar.
Las relaciones parecen simples cuando se plantean en forma de ecuación. Por ejemplo, la cita perfecta: una cena con velas + un beso = una segunda cita; o la relación perfecta: momento oportuno + comunicación x atracción mutua - carga emocional = intimidad.
De esta manera, cuando se pone negro sobre blanco, todo parece más fácil. Aunque la realidad, caprichosa ella, se encarga luego de mostrarse en todo su esplendor. Ahora, no obstante, un grupo de matemáticos afirma haber encontrado la fórmula que predice el tiempo que va a durar el amor, según relata The Telegraph en su edición digital.
Una investigación, encargada por el portal MSN, ha determinado las claves para disfrutar de una exitosa relación de larga duración. Entre éstas encontramos el sentido del humor o el número de parejas sexuales anteriores. 
Según el 25% de los encuestados -en el estudio participaron 2.000 hombres y mujeres- su media naranja no debería haber tenido más de cuatro parejas sexuales en el pasado. Al mismo tiempo, uno de cada cinco hombres sigue creyendo que él debería ser el primero de su chica ideal. 
La encuesta también muestra que los varones dan menos importancia a la inteligencia de su pareja y son dos veces más propensos a creer que el buen sexo es importante para que la relación sea duradera y feliz.
En base a estos y otros resultados, los matemáticos elaboraron la fórmula que puede determinar cuánto durará una relación potencial o real:
L = 8 + .5Y - .2P + .9Hm + .3Mf + J - .3G - .5(Sm - Sf)2 + I + 1.5C, donde:
L: Duración prevista de la relación, en años. 
Y: Número de años que llevan conociéndose los dos miembros de la pareja antes de iniciar una relación seria.
P: Número de parejas anteriores que suman las dos personas. 
Hm: Importancia que el hombre atribuye a la honestidad en la relación. 
Mf: Importancia que la mujer atribuye al dinero en la relación.
J: Importancia que ambos atribuyen al sentido del humor (en suma).
G: Importancia que ambos atribuyen a la apariencia física (en suma).
Sm y Sf: Importancia que el hombre (m) y la mujer (f) atribuyen al sexo.
I: Importancia atribuida a tener buenas relaciones con los familiares (en suma).
C: Importancia que se atribuye a tener niños (en suma). 
Nota: Todas las medidas de 'importancia' se califican de 1 a 5, donde 1 significa 'no es importante en absoluto' y 5 'es muy importante'.
Ejemplo: una pareja que determina estos valores:
Y=2, P=4, Hm=1, Mf=5, J=8, G=5, Sm=5, Sf=5, I=5, C=5
La fórmula quedaría:
8 + 0.5 (2) - 0.2 (4) + 0.9 (1) + 0.3 (5) + 8 -0.3 (5) - 0.5 (5 - 5) x2 + 5 + 1.5 (5) = 29,6
29,6 = a los años que esta hipotética pareja pasarían juntos.

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domingo, marzo 16, 2014

YO TUVE QUE ACEPTAR

Yo tuve que aceptar, que mi cuerpo nunca sería inmortal, que él envejecería y un día se acabaría. Que somos hechos de recuerdos y olvidos; deseos, memorias, residuos, ruidos, susurros, silencios, días y noches, pequeñas historias y sutiles detalles.
Tuve que aceptar que todo ello es pasajero y transitorio.
Y tuve que aceptar, que yo vine al mundo para hacer algo por él, para tratar de dar lo mejor de mí, dejar rastros positivos de mis pasos, en el momento de partir.
Yo tuve que aceptar que mis padres no durarían para siempre, y que mis hijos poco a poco escogerían sus caminos y proseguirían ese camino sin mí.
Y tuve que aceptar que ellos no eran míos, como suponía, y que la libertad de ir y venir, es un derecho de ellos también.
Yo tuve que aceptar que todos mis bienes me fueron confiados en préstamo, que no me pertenecían y que eran tan fugaces como fugaz era mi propia existencia en la tierra.

Y tuve que aceptar que los bienes quedarían para uso de otras personas cuando yo ya no esté por aquí.
Yo tuve que aceptar que barrer mi acera todos los días no me daba ninguna garantía de que ella era propiedad mía, y que barrerla con tanta constancia era apenas un fútil alimento que me daba a mí la ilusión de poseer.
Yo tuve que aceptar que lo que yo llamaba “mi casa” era sólo un techo temporal, que un día más, un día menos, sería el abrigo terrenal de otra familia.
Y tuve que aceptar que mi apego a las cosas, sólo apresuraría aún más mi despedida y mi partida.
Yo tuve que aceptar que los animales que quiero, y los árboles que yo planté, mis flores y mis aves, eran mortales. Ellos no me pertenecían.
Fue difícil, pero yo tuve que aceptar.
Yo tuve que aceptar mis fragilidades, mis límites, y mi condición de ser mortal, de ser efímero, de ser pasajero.
Yo tuve que aceptar para no perecer.
Yo tuve que aceptar que la vida siempre continuaría conmigo o sin mí, y que el mundo en poco tiempo me olvidaría.
Humildemente confieso que tuve que librar muchas guerras dentro de mí.
Yo me rendí y acepté lo que tenía que aceptar.
Aceptar para dejar de sufrir, para lanzar fuera mi orgullo y mi prepotencia y para volver a la simplicidad de la naturaleza, que trata a todos de la misma manera, sin favoritismos.
Y tuve que aceptar que no sé nada del tiempo y que es un misterio para mí. Que no comprendo la eternidad y que nada sabemos sobre ella.
¡Tantas palabras escritas desde el principio, tanta necesidad de explicar, entender y comprender éste mundo y la vida que en él vivimos.
Yo tuve que desarmarme y abrir mis brazos para reconocer la vida como es, que todo es transitorio, y que sólo funciona mientras estemos aquí en la tierra.
¡Eso me hizo reflexionar y aceptar, para alcanzar la paz tan soñada!

Silvia Schmidt

martes, marzo 11, 2014

Solamente una taza de té

Te llame dispuesto a escuchar lo que menos esperaba, reconocí tu voz -Hola, soy Pablo, ¿Puedes hablar?-, -Sabia que algún día me llamarías- me dijiste y quede mudo, la saliva me llenaba la boca, respire hondo y sólo lograba un silbido en mis pulmones.
No hicimos un plan, no medimos los riesgos, no nos prometimos nada. No nos marcamos metas ni objetivos ni ambiciones. sólo tomar un té en el centro de la ciudad. Quizá, por ello, fue fácil vernos, ya la vida se había complicado para ambos en tantos años transcurridos, tú con dos niños y yo con dos hijas -Sólo puedo tomar un té antes de irme-, en ese momento me era suficiente, aunque después me pareciera ínfimo. Me gustaba la precariedad de la situación, la peligrosidad de que te vieran, a mi ya nadie me conocía - Si nos ven, nos lo deben les decimos-,- ¡Si, hombre!- me dijiste con cara de niña traviesa a punto de delinquir, era todo un reto, donde tú ofrecías la peor parte. No recuerdo siquiera si el té servido en una mesa de madera antigua en el mismo centro del bar, tenía limón ¿A quien le importaba eso?.  
La seguridad es sólo una fantasía. Si lo ves así, no es tan duro renunciar a ella. Volvimos a vivir sin tiempo para ello, minuto a minuto. No sé de que hablamos, no perdía detalle de tu rostro, sabedor del tiempo enorme que pase sin tener una sola foto tuya. Engañado a la adversidad pero no puedo sentirme orgulloso por ello. No tengo conciencia de haberlo hecho bien.No ha sido duro, no ha costado esfuerzo. Todo ha resultado extrañamente fácil y gratificante. Compartimos la mayoría de nuestra vida con otra persona. Mucha de nuestra felicidad, o de nuestra ruina, depende de la puntería al elegir con quien despertarte cada día. Yo me despierto contigo y ese es mi único  secreto. Es fácil compartir vida con un sueño que hace que todo, a tu alrededor parezca fácil. no tenía nada que ofrecerte, sólo un mar de recuerdos. Tú eres mi regalo. Sólo espero que la vida camine despacio para poder disfrutar de tu recuerdo en cada momento, continuo haciendo un hueco en mi almohada cómo si hubieras dormido a mi lado. Sigo siendo un inconsciente. Sigo creyendo que todo fluye. Que no hay misterio. Que es cuestión de suerte. Que la vida es así, sencilla. No estoy llorando, es una piedrecilla que me entro en la vista. Soy feliz.

La sorpresa del día no es el compromiso, sino la propia boda

¿El mejor regalo a una novia? El novio que preparó la boda por sorpresa.
No hay sorpresa de boda para una novia como esta. La novia, Carly Butler, volvía a su casa en Canadá tras una estancia de seis meses en Reino Unido cuando su prometido, Adam, le entregó una carta.
"Buenos días, preciosa. Esta carta es diferente a las otras que te he escrito", comienza la misiva. "Durante los últimos meses he estado preparando con otras personas, principalmente tu madre, una fiesta de compromiso para que nuestros familiares y amigos nos vieran prometidos. Pero lo que estoy tratando de decirte es que hoy no es nuestra fiesta de compromiso, es el día de nuestra boda", continúa.


Carly, que continúa leyendo mientras una cámara graba su reacción, va descubriendo así que su prometido, con ayuda de su madre, lo tiene todo atado... ¡Hasta le han escogido un vestido de novia! Le espera una sesión de maquillaje y peluquería antes de disfrutar de la ceremonia y la fiesta con familia y amigos. Todo quedó recogido en este vídeo.


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El primer beso entre 20 desconocidos que arrasa en Youtube