Seguidores

miércoles, abril 23, 2014

Interesante artículo de opinión que no me hubiera importado haberlo escrito

A tomar por culo (con perdón)

Tenía 4 años cuando mis padres decidieron llevarme a un colegio donde los profesores no hablaban mi idioma. Un colegio al que tenía que ir con uniforme. Un colegio donde se celebraban fiestas que no eran las nuestras (Guy Fawkes!). Un colegio donde no se jugaba a los mismos deportes que los nuestros (los rounders!).
Y en ese colegio pasé probablemente los años más divertidos e importantes de mi vida.
Éramos veintipocos en clase, dos clases por curso (los del B éramos los mejores). Mis compis eran prácticamente toda mi vida, e hicimos mucha piña porque para la mayoría, todo era igual de raro y diferente. Y luego la vida se puso por medio y perdí el contacto.
Pero hace unos años, la vida se volvió a poner por medio: perdimos a uno de los nuestros. Georgie, así, se fue. Todo parecía irreal, era inconcebible. Pero cuando él se fue, yo volví a encontrar a mis compañeros del cole. Y en ese momento supe que no los iba a volver a dejar escapar. Porque el cariño SIGUE AHÍ. Porque caray, qué bien les han sentado los años!
Porque son cojonudos, mis compis del cole. En especial mis chicas, mis ladies (Maya, Itxi, Sue, Silvia, Cris… love u), con quienes me echo las risas más locas cada vez que nos vemos, y son cada una excepcionales, especiales, son estrellas.
Pero hoy de nuevo, hemos perdido a otro compi. Atsuki era probablemente uno de los más brillantes de clase -junto con Elsa y Mada, claro-. Majo hasta decir basta. Divertido. Aunque del Barça. Tenía una preciosísima niña de 6 años.
Estoy devastada. Esto no tiene que pasar cuando estás en los 40. No tiene que pasar.
Por eso digo: a tomar por culo.
A tomar por culo las malas noticias

Rechazo las noticias, los periódicos y a todos los cenizos que me quieren amargar el día con lo mal que está todo. Si está mal, me costará un poco más, si está bien, me costará un poco menos pero en cualquier caso, SOY YO quien tiene que currárselo, soy yo quien tiene que levantarse del sofá, tengo que dejar de tomarme a mí misma menos en serio y dejar de pensar que lo mío es peor que lo de los demás. No va a venir nadie a hacerlo por mí, vayan las finanzas del país mejor o peor.
A tomar por culo de tanto quejarnos
Quien está o tiene un familiar gravemente enfermo puede quejarse. Quien con 55 tacos se ha quedado sin trabajo y no tiene ninguna perspectiva de volver a incorporarse en el mercado laboral y tiene bocas que mantener, puede quejarse. Poco más.
Los demás no tenemos derecho a quejarnos. Cualquier otra cosa es sólo una circunstancia, una dificultad que podemos solucionar. No tenemos derecho a estar de mala leche, a tomarla con los demás, a echar la culpa a nadie.
Siempre vamos a tener dificultades, incluso dramas. Pero no se nos puede ir la vida con ellos. Hay que sufrirlos y luego dejarlos atrás y agarrarnos a todo lo que tenemos BUENO, buenísimo, incluso extraordinario en nuestras vidas
A tomar por culo vivir corriendo
Vamos a toda leche por la vida, tragándonos los días sin masticar. El lunes porque es lunes, el martes ¡casi peor que el lunes!, el miércoles por estar en medio, el jueves porque ya vas cansado, al viernes llegas agotado, el sábado necesitas ponerte en encefalograma plano y el domingo, porque al siguiente, es lunes.
Nos tragamos los días. Nos los tragamos por décadas. Sin parar de correr pero sin saber ni dónde vamos ni para qué.
La vida es para VIVIRLA, no sobrevivirla. Si tenemos gente que nos quiere, con lo imperfectos que somos, los fantasmas que arrastramos, las neuras que nos dan y los kilos que nos sobran o nos faltan, tenemos lo más importante.
A tomar por culo lo que nos venden que es importanteTener el iPhone 5 en vez del 4 no es importante. Poder comprarte un coche más caro no es importante – y encima, mucho más tóxico para el medio ambiente -. Poder entrar en la talla 36 no es importante.
Nos digan lo que nos digan, nos quieran vender lo que nos quieran vender, eso no es importante.
Lo verdaderamente importante son LAS RELACIONES. Lo importante es que seamos fieles, nos escuchemos y nos respetemos… a nosotros mismos para poder hacerlo con los demás. Lo importante es ser honrados. Lo importante es echar una mano a quien lo necesita. Es importante perseguir nuestros sueños. Es importante que nos demos alas. Es importante dar lo mejor de nosotros mismos, SIEMPRE. Es importante que iluminemos, no demos sombra. Es importante querer a corazón abierto.
Escribo esto porque no me quiero olvidar. Porque esta es mi cibercasa y aquí me visitáis mucha gente que me demostráis aprecio, me dais cariño y me empujáis a dar lo mejor de mí, y por tantas razones sois parte IMPORTANTE para mí y quiero compartirlo.
Que cada día, cuando nos vayamos a la cama, sea con una sonrisa porque hemos dedicado lo mejor de nuestro día a lo que es realmente IMPORTANTE.
Porque aunque la vida se pone muy perra cuesta arriba a veces, tenemos inteligencia, salud, creatividad y gente que nos quiere y con eso, podemos salvar las dificultades.
Porque hasta la mayor faena que nos hagan, tenemos la posibilidad de decidir que vamos a contestar con una sonrisa y que no nos van a amargar el día.
Para que no nos quejemos tanto, que la queja se pega, se contagia, y acabamos pensando que a través de la pena que damos, nos van a querer más o nos van a perdonar nuestras faltas.
Para que en vez de quejarnos, luchemos, en vez de llorar, hagamos.
Y a quien tengamos cerca que no lo vea tan claro, le ayudamos.
Hoy tenía preparada una sorpresa, pero será otro día. Hoy necesitaba esto.
Fuerza y valor!


martes, abril 22, 2014

Dice un informe de la prestigiosa universidad de Harvard, que nuestra mente pasa el 70% recordando los buenos momentos, situaciones y escenarios que vivimos y que no volveremos a repetir jamas, pero que las recreamos una y otra vez para el deleite de nuestro vivir.

Genio por donde lo mires...

Carta de despedida (Gabriel García Marquez)
“Si por un momento Dios se olvidará de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más. Entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía cuando los demás hablan y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma. Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, una canción de Serrat sería la serenata.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de suspétalos…
Dios mío si yo tuviera un trozo de vida… no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero que la quiero. Convencería a cada hombre o mujer de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres… he aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas las cosas que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy es última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que ésta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos momentos que te veo, diría TE QUIERO y no asumiría tontamente que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré. El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesites, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles lo siento, perdóname, por favor, gracias y todas las palabras de amor que conoces.”

Hermosa y sensible campaña...para disfrutar


viernes, abril 18, 2014

Te extraño mucho (Encontrado en Internet)

...Notaba que tartamudeaba, que estaba temblando. 
Experimentaba esa amarga sensación de estar soñando una vez más y que me despertaría en cualquier momento dejándome la realidad otra vez solo como tantas veces, con la almohada bañada en lagrimas.
En mente repercutían tus palabras insistentemente:" Sabía que algún día me llamarías"
¿Quieres? no, no deseo nada, solo deseo estar así, abrazado a ti.
Los minutos corrían a una velocidad desmedida, me acercaban rápidamente a tener que separarnos. Ya en esos momento presentía que no existirían más oportunidades...

"Duele tener a una persona en el corazón sin poder tenerla en los brazos". Gabriel García Márquez (1927-2014)

martes, abril 15, 2014

Uno de los más bonitos lugares de la tierra

42 COSAS QUE HAY QUE HACER EN LA TOSCANA UNA VEZ EN LA VIDA
Este pedacito de Italia es, directamente, el Nunca Jamás del viajero. El punto y final, la tierra prometida, el lugar donde los huesos y los amaneceres duelen menos. Será por el plácido compás de sus días o por esa acumulación de monumentos. O simplemente porque es todo a lo que uno aspira en la vida: comer bien, pasear mejor y oler cómo el sol lo baña todo. Hay una Toscana para cada uno (urbanita, mochilero, gourmet…), pero, por si acaso, tiene unas obligaciones placenteras.


1. Cruzar una y otra vez el Ponte Vecchio (Florencia).
2. Dar vueltas como un loco por la Piazza della Signoria y saludar a Perseo, a Neptuno o a un mimo disfrazado de Verdi.
3. Asimilar como un poseso que los Medicis eran lo más.
4. Creer en lo que haya que creer (aunque sea en la genialidad)
5. Recibir un máster en (Grande) belleza por los largos pasillos de l’Accademia 

7. Volverse renacentista por los suburbios más bellos del mundo
8. Perderse en las bodegas del Valle de Chianti
9. Dejar a un lado las barricas y las fermentaciones para vaguear en lomas habitadas comoGreve in Chianti, Castellina in Chianti, Radda in Chianti o Gaiole in Chianti.
10. Morder el polvo del serrato de esos caminos blancos
11. Abrazar esa ciudad en miniatura
12. Salivar por cualquier bocado autóctono
13. Sumergirse en el castillo de Caprese Michelangelo
14. No dejarse por el camino las vistas de Poppi ni las iglesias de Bibbiena.
15. Zigzaguear ebrio de rurarlismo por el Valle de Chiana
16. Encontrar la sonrisa etrusca en Chiusi y en su museo arqueológico.
17. Tumbarse en la Plaza del Campo de Siena
18. Babear ante el Duomo de Siena
19. Corretear por la utopía renacentista, por el sueño de un Papa (Pío II)
20. Dejarse el cuello mirando para arriba en San Gimignano
21. Catar el sorprendente vino de Brunello en las tasquitas encantadoras de Montalcino.
22. Descubrir (para presumir por las redes sociales) Grosseto
23. Vagar por el infinito paseo marítimo de Porto Santo Stefano.

25. Abordar la isla de San Giglio
26. Sumergirse entre la frondosa vegetación y el azulérrimo mar Mediterráneo
27. Tentar al destino en el jardín del Tarot.
28. Recorrer de abajo arriba la costa de los Etruscos
29. Retirarse a Elba, como Napoleón
30. Huir del ruidoso puerto de Livorno
31. Glorificar a Pisa
32. Hacerse el graciosillo ante su famosa torre inclinada.
33. Comprender que en Volterra habría que vivir media vida
34. Llegar a Carrara buscando el mármol
35. Salir de farra por Viareggio
36. Aprender a montar en bicicleta sobre las murallas de Lucca.
37. Dominguear por el retorcido casco histórico de Lucca

39. Desorientarse por Pistoya sin rumbo fijo.
40. No resistirse ante la enésima ciudad venida a menos: Pescia
41. Toparse con el futuro entre tanta piedra tras las paredes del museo Luigi Pecci en Prato.
42. Matar por volver.
Y siempre, siempre, procrastinar frente al Ponte Vecchio


Pulsa aquí para seguir leyendo

martes, abril 08, 2014

Aquellas inolvidables fiestas de 15 cumpleaños

Enlace permanente de imagen incrustada

PEQUEÑAS COSAS QUE ME HACEN TREMENDAMENTE FELIZ

“EL SECRETO DE LA EXISTENCIA HUMANA NO SÓLO ESTÁ EN VIVIR, SINO TAMBIÉN EN SABER PARA QUÉ SE VIVE“ (DOSTOYEVSKI)
El olor del café por las mañanas, lavarme la cara con agua fría, sentir como el nórdico abraza mi piel una fría noche de invierno, usar mi almohada de confidente, bajar el ritmo de mis pasos cuando me doy cuenta de que voy demasiado rápido, recibir un mensaje de “buenos días“, cruzarme con un desconocido y que me regale un “hola“, bailar mientras me arreglo para comenzar mi jornada, olvidarme de todo mientras suenan las baterías de un grupo de rock, el olor a incienso y a vela aromatizada.
Me relaja el sonido de la lluvia un domingo por la noche, me encanta ver una película y que se me erice la piel, un abrazo que me haga suspirar y cerrar los ojos; ver la cara de mi padre todas las mañanas, los reencuentros con personas importantes en mi vida, mirar el horizonte en un atardecer despejado, disfrutar de los sabores de la comida, viajar, conocer culturas diferentes y darme cuenta de que somos todos iguales y a la vez muy diferentes, pedir perdón y aceptar unas disculpas, darme cuenta de que cuando tengo rencor sólo sufro yo, levantarme una mañana y sentir que lo que ayer me parecía importante, hoy ya no.
Me siento reconfortada cuando me dedico a lo que me gusta y aportar parte de mi tiempo en colaborar con alguna causa, sea o no sea social. Estirar por las mañanas y sentir como los músculos van cediendo; meditar en algún momento del día, sin que eso signifique hacer la “flor de loto”, simplemente, darme algunos minutos al día para reflexionar, sentir y soltar. El sentimiento de amor justo debajo del esternón, en eso que llamamos corazón. Una ducha fría tras un caluroso día, escuchar música agradable al comenzar el día. Conducir con calma y tranquilidad sin pensar en nada. Interactuar mucho de una manera sincera, mirar a los ojos cuando alguien se abre a ti. Agarrar las manos en momentos desoladores y apoyar en silencio.
Me gustan las “molestias” post-ejercicio y ser consciente de que mi cuerpo está lleno de músculos (a veces desconocidos); me gusta reírme a carcajadas con mi hermana cuando la miro y le hago alguna payasada. Me gusta que alguien me mire y me sonría, aunque aparentemente no exista motivo. Me gusta hablar con personas conversadoras sobre “filosofadas” y maneras de ver la vida. Me gusta escuchar la palabra GRACIAS, venga de quién venga y en cualquier contexto. Me gusta querer y dejarme querer.
La sintonía de la serie Dexter, el olor a especias de la tierra de mis padres cuando se abre la puerta del avión, el acento de los canarios cuando llevo tiempo fuera, imaginarme la vida de personas en las cafeterías o aeropuertos, ver un parto en directo, los sábados, los zumos de frutas una tarde cualquiera; ir a por mis sueños, las jornadas agotadoras, el movimiento…
El olor de la piel “recién estrenada” de un bebé, celebrar éxitos y logros de alguien a quien quiero, recibir buenas noticias, hacer cosas que nunca he hecho pero que siempre he querido hacer, la adrenalina que siento cuando me enfrento a mis miedos y la paz posterior; cantar en el coche como si se me fuera la vida en ello, mirarme al espejo y verme los ojos brillar, pintarme los labios de rojo, un masaje en un hamman, jugar como una niña y darme cuenta de que parte de mi esencia sigue conmigo; escuchar un idioma “extraño”, desayunar sola y en silencio, hablar conmigo misma, reírme cuando me viene a la mente algún recuerdo. Me gusta cruzarme con alguien por la calle y de repente cerrar los ojos porque deja un halo a perfume “recuerda momentos”. El olor a tierra mojada, el aire limpio del campo, leer algo interesante, ver patochadas en la televisión una noche cualquiera.
Me gusta la gente valiente, las personas con luz y alegría, las personas tolerantes y respetuosas con las decisiones de los otros, me gusta rodearme de personas con sentido del humor, me gusta encontrarme con personas con un toque de sarcasmo y acidez, me gusta frivolizar sobre temas aparentemente importantes, sólo por quitarle hierro al asunto; me gustan los atardeceres en cualquier playa del mundo, la ropa cómoda y colorida, las cosas sencillas de la vida…
Me gustan los martes y jueves cuando me adentro en el mundo introspectivo del Yoga. Me gustan los paseos por la playa, el sonido cuando me sumerjo debajo del agua, el sabor de los labios a sal en verano, el pelo alborotado, ir ligera y cómoda durante el resto del año, celebrar las fechas navideñas con frío y el olor a brasa, pasear por Ikea e imaginarme diferentes casas, soñar despierta, crearme historias en la cabeza mientras alguien me aburre con alguna conversación, los almuerzos domingueros con la esperada visita de mi hermano mayor, las risas que me pego con mi madre cuando bromeamos sobre algo, pero sobretodo, lo que más me gusta hacer, es VIVIR.

No te pierdas este vídeo ¿Cuando perdimos este espíritu?


viernes, abril 04, 2014

35 cosas que lamentarás cuando seas viejo

Tarde o temprano vendrán los tiempos cuando no puedas hacer muchas cosas. Cuando algunas otras se volverán obsoletas o imposibles de realizar. Pero siempre habrá que recordar que mientras seasjoven, la vida debe adquirir un sentido, un propósito. Y para llegar a ello se necesita ser proactivo, para no lamentar cosas que no hiciste o dejaste de hacer. Siempre se puede ser mejor. Aquí una lista de las cosas que probablemente lamentarás cuando seas más grande:
1. No haber viajado cuando tuviste la oportunidad. Viajar es cada vez más difícil a medida que envejeces, pues tener una familia de 3 o más personas resulta más complicado que sostenerte a ti solo.
2. No haber aprendido otro lenguaje. Te arrepentirás cuando recuerdes que pasaste más de 4 años aprendiendo inglés en la escuela y no recuerdas nada.
3. Permanecer en una mala relación. Recuerda que “si decides estar en una relación infeliz, has decidido ser infeliz”. Créeme, nadie que haya salido de una mala relación en el pasado, ha volteado sin decir que hubieran deseado salirse antes.
4. Olvidar ponerte bloqueador solar. Arrugas, lunares, cáncer de piel son algunos de los padecimientos que pueden ser evitados si te cuidas.
5. Perderte la oportunidad de ir a conciertos de tus cantantes favoritos. “Nah!, ni me preocupo, al fin que Amy Winehouse volverá a venir a México el año que viene” Oooops!
6. Tener miedo a hacer cosas. Siempre que mires al pasado te dirás: “¿Por qué le tenía tanto miedo a eso?
7. No poner “hacer ejercicio” como una prioridad. Muchísimas personas alcanzarán la plenitud física de su vida acostados en un sillón. Cuando llegues a los 40, 50 y más, lamentarás haberte quedado sin hacer nada en lugar de haberte cuidado un poquito.
8. Dejarte definir por roles de género. No hay nada más triste que escucharte decir: “es que en ese entonces esas cosas no se hacías así”. Atrévete a cambiar los paradigmas.
9. No renunciar al trabajo que odias. Ok, entendemos que hay que pagar los recibos, pero si no tienes un plan para mejorar, podrías despertar 40 años después viviendo en un infierno laboral.
10. No haberte esforzado más en la escuela. No es que las calificaciones te hagan más valioso, pero algún día por alguna circunstancia te dirás que habrías deseado poner más atención en clase.
11. No darte cuenta lo guapo/guapa que eres. Muchos de nosotros pasamos mucho tiempo lamentándonos por no ser tan guapos y gastamos fortunas en mejorar algo que no nos parece. En realidad, somos bellos todo el tiempo.
12. Tener miedo de decir “TE AMO”. Cuando seas grande, verás que aunque tu amor no fue correspondido, siempre habrás querido expresar tus sentimientos.
13. No escuchar los consejos de tus padres. Lo sabemos, cuando eres joven no los quieres ni escuchar, pero créenos, cuando crezcas, desearás tan siquiera poder escuchar su voz, más aún un consejo. Y lo mejor es que todo lo que te dijeron era cierto.
14. Darle mucha importancia a lo que la gente piensa de ti. Te lo juro que en 20 años ni te acordarás de lo que aquella gente decía sobre ti y que tanto te importaba.
15. Apoyar el sueño de otras personas por encima de los tuyos. Si, ayudar a otros es bueno, siempre y cuando te des también el tiempo y espacio para brillar por ti mismo/a y realizar tus propios sueños.
16. Guardar rencor o resentimiento por alguien. Eso significa dejar que alguien viva en tu cabeza sin pagar renta. No vale la pena. ¿Cuál es el punto de recordar y recordar el daño que te han hecho? Déjalo ir.
17. No defenderte. La gente grande no deja que nadie les haga algo que no quieren, tu tampoco deberías.
18. No haber hecho una actividad como voluntario. Créeme, ayudar a alguien voluntariamente a hacer su vida más placentera, es algo que jamás lamentarás. Se siente increíble.
19. No cuidar tus dientes. Cepíllate, usa hilo dental, consulta a tu dentista regularmente. Cuando seas grande y te falten 3, 4 o más dientes, habrás deseado cuidarlos más.
20. No preguntarles cosas de la vida a tus abuelos antes de perderlos. Ellos ya han pasado por donde tú vas caminando y son una fuente inmensa de sabiduría. No pierdas la oportunidad de quererlos antes de que se vayan.
21. Trabajar en demasía. Nadie que vaya a morir ha deseado haber trabajado más o haber pasado más tiempo en la oficina. Por el contrario, desearon haber pasado más tiempo con su familia, amigos, pasatiempos.
22. No saber cocinar por lo menos un platillo que te guste. Siempre serás recordado por hacer “Huevos a la Hernández” o “Enchiladas de Susana” o “Pollo a la Elena”. Aprende a cocinar, tú mismo te lo agradecerás.
23. No detenerte para apreciar el momento. Sí, lo sabemos, los jóvenes siempre son muy activos, pero detenerte y admirar a tu alrededor es algo bueno, hazlo.
24. No terminar lo que empiezas. “Me molesta mucho cuando las personas no terminan correctamente los enuncia…”
25. Dejar definirte a ti mismo por expectativas culturales. Nunca dejes que te digan: “nosotros no hacemos eso”.
26. No dejar a tus amigos que hagan su propia vida. Las amistades crecen por separado. Cada quien tiene su vida y debe hacer lo que considere mejor para ellos. No dejarlos realizarse es causa de problemas y tristeza. No quieres eso.
27. No jugar más con tus hijos. Cuando seas más grande, verás cómo tu hijo pasó de “Papi porfa vamos a jugar” al “Vete de mi cuarto papá”.
28. No tomar riesgos, especialmente en el amor. Saber que te atreviste a declarar tu amor a alguien, incluso si fue el más grande fiasco de tu vida, será bien visto por ti mismo cuando eres viejo. Aplica para las cosas de la vida cotidiana. Al final lo recordarás con una risa.
29. No darte el tiempo para hacer contactos. Siempre los vas a necesitar, siempre. Así que mejor comienza a hacerlos.
30. Preocuparte demasiado por todo. Si las cosas tienen solución ¿para qué te preocupas?, y si no tienen solución, ¿para qué te preocupas?
31. Hacer más drama del necesario. ¿Para qué? Nadie lo necesita. ¡Relax man!
32. No pasar más tiempo con tus seres queridos. El tiempo que pasamos con las personas que amamos es limitado y pronto se acabará. Hazlo valer y aprovéchalo al máximo.
33. Nunca haber cantado o hablado frente a una audiencia. Sí, es muy difícil, suena descabellado. Pero atreverte te dará un boost de autoestima increíble. Tú puedes hacerlo, aunque creas lo contrario. Te llevarás una grata sorpresa.
34. No haber hecho el amor más veces con tu pareja. El sexo es el acto supremo de felicidad y éxtasis. Más cuando se hace con la pareja que amas. Desafortunadamente tiene una fecha de expiración. Lamentarás no haberlo hecho más seguido.
35. No haber sido agradecido a tiempo. Es difícil verlo al inicio, pero eventualmente es más claro que cada momento en este mundo, desde el más mundano hasta el más increíble, es un regalo que se nos ha dado y somos increíblemente suertudos de haberlo recibido