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viernes, agosto 04, 2017

La vida nos obliga a vivirla

Tú eres único. Al igual que todos los demás. Cada uno de nosotros es la suma de muchas cosas que nos hacen irrepetibles.

Nuestros genes, nuestras experiencias (buenas o malas), los amigos que hemos tenido, el lugar donde crecimos… Todo esto combinado ha influido de forma poderosa en la formación de nuestra personalidad.

Dado que es imposible que ese cúmulo de cosas se repita idéntico en otra persona, eso significa que no hay nadie más como tú. Tus gustos, tus valores, tu forma de pensar se han desarrollado gracias la vida que has vivido, y son una combinación única que solo vive en ti.

Así que lo más apropiado sería que tu forma de vivir se encontrara en armonía con tu identidad. Sin embargo, la mayoría no somos conscientes de esto e insistimos en vivir una vida desconectada de quienes somos.

Quizá en ningún otro ámbito esta desconexión es más evidente que en nuestro trabajo. La mayoría de trabajadores (casi el 90%) no sienten afecto por él. Es como si alguien dijera: «si quieres vivir, si quieres hacer lo que te apetezca, primero debes ingerir este espantoso plato». Plato que no es otra cosa que una inacabable jornada de ocho horas haciendo algo que no significa nada para nosotros.

¿Por qué ocurre esto? Porque en muchas ocasiones no somos nosotros los que decidimos a qué dedicar nuestra vida, sino que permitimos que sean las circunstancias, otras personas o falsos dioses los que decidan.
en muchas ocasiones no somos nosotros los que decidimos a qué dedicar nuestra vida, sino que permitimos que sean las circunstancias, otras personas o falsos dioses los que decidan.

Lo se por experiencia. Cuando terminé el bachillerato no tenía ni idea que carrera escoger. Como estaba muy mal visto no empezar la universidad inmediatamente después de terminar el bachillerato, tomarme unos meses sabáticos para encontrar mi verdadera vocación no era una posibilidad.

Así que terminé estudiando economía, empujado por las circunstancias y por mi incapacidad de identificar mi verdadero llamado. ¿El resultado? El plan de estudios que debería realizar en seis años terminé cumpliéndolo casi en diez.

En otras ocasiones permitimos que sean los encantos de falsos dioses los que determinen nuestro camino. El dinero, el poder y el prestigio quizás sean los más seductores de todos.

No es que estas tres cosas sean malas de en sí mismas, nada tengo en contra de ellos. Lo que ocurre es que su atractivo es tan poderoso que terminan influyendo de forma desproporcionada en nuestras decisiones, en detrimento de otros aspectos que pueden ser más importantes y satisfactorios.

Contra esta piedra también tropecé. El empleo que consideraba como el de mis sueños no era tal. Con el tiempo descubrí que eran el prestigio y el dinero, no mi verdadera vocación, lo que había determinado mi decisión.

Para encontrar nuestro camino, el camino que transcurre en armonía con quienes somos, debemos dejar que hable nuestra vida. Debemos escuchar atentos lo que nos dice el corazón y seguir el camino que nos señala.

El poder del Mito es un maravilloso libro que recoge una conversación entre el periodista Bill Moyers y el experto en mitos Joseph Campbell. En una parte de la conversación Moyers y Campbell hablan sobre lo que ocurre cuando uno sigue su propio camino:

MOYERS: ¿Alguna vez, cuando sigues el camino de tu corazón, tienes la sensación, como la tengo yo por momentos, de que te ayudan manos invisibles?

CAMPBELL: Siempre. Es milagroso. Yo tengo incluso una superstición que ha crecido en mí como resultado de la acción constante de las manos invisibles: que si sigues el camino de tu corazón te colocas en una especie de sendero que ha estado allí todo el tiempo, esperándote, y la vida que deberías estar viviendo es la que estás viviendo. Cuando puedes ver eso, empiezas a encontrar gente que está en el camino de tu corazón, y que te abre las puertas. Yo digo: «Persigue tu felicidad y no tengas miedo, y las puertas se abrirán donde menos lo sospeches».
«Persigue tu felicidad y no tengas miedo, y las puertas se abrirán donde menos lo sospeches»

Cuando seguimos nuestro camino nace la armonía, y vivir se convierte en una expresión de belleza. Es como una partida de Tetris donde las piezas han sido acomodadas de manera perfecta, todo está en su sitio.

¿Existe la seguridad de que si sigues tu pasión podrás vivir de ello? No, pero yo estoy convencido, al igual que Campbell, de que las posibilidades juegan a tu favor. Si haces lo que te apasiona tu motivación se disparará, esto hará que seas más perseverante, recursivo y creativo. Multiplicando así tus posibilidades de éxito.

Casi el 90% de las personas no se identifica con su trabajo, pero la prueba de que es posible seguir el camino que señala el corazón se halla en el 10% restante. Si ellos lo consiguieron ¿por qué no lo puedo conseguir yo? ¿Por qué no tú?

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